Al igual que el famoso Stradivarius fue magnífico en la fabricación de sus violines, Nanette Streicher lo fue en pianos. Era considerada una gran intérprete, además de una de las más respetadas fabricantes de este instrumento. Poseía la gran delicadeza y maestría, algo que la convirtió en una de las grandes amigas de Beethoven por su sinceridad ante él en lo que concernía a la sonoridad para componer. A su vez era la administradora de la casa del gran compositor, además de una de las mejores constructoras del delicado instrumento.
Su carácter la convertía como en una madre adoptiva de Beethoven, pues sabía como llevar el mal carácter del compositor, el cual destacaba por su gran irritabilidad y su falta de higiene por lo que muchos de sus caseros lo echaban de sus casas.
La relación con Nanette está muy documentada con más de sesenta cartas durante seis meses en las que le pedía ocuparse de su ropa, remendarla, hacer la compra… En aquella época Beethoven, dentro de sus paranoias, creía que sus sirvientes le robaban y querían envenenarlo, solo confiaba en Nanette, a la que conocía más de treinta años cuando en uno de sus viajes a visitar a Mozart se detuvo en la ciudad de Augsburgo, donde vivía un famoso fabricante de pianos, el padre de Nanette. Ella contaba tan solo con 18 años, solo un año más que él y desde entonces simpatizaron.
Nanette era una excelente pianista, a la que Mozart elogiaba, al igual que Haydn. Ayudaba a su padre en la fabricación de pianos, gran técnico en la construcción del instrumento. Uno de los mejores secretos era la amortiguación de los martillos que hacían el sonido menos brusco.
Nanette se hizo cargo del negocio familiar tras la muerte de su padre. Se casó y se trasladó a Viena asociándose con su hermano. A pesar de que su marido llevaba la contabilidad y las venta, era ella quien llevaba las riendas del negocio.
Una de las anécdotas de Beethoven fue cuando pidió prestado un piano para uno de sus conciertos, posteriormente escribió una carta quejándose que era demasiado bueno para él, que sonaba demasiado a arpa y que no tenía el tono que él deseaba para componer. Era cuando comenzaba a tener problemas de oído y su forma de tocar era más brusca. El padre de Nanette lo definió como “brutal asesino del piano que quiere vengarse ante el teclado”, aunque públicamente no pronunció su nombre, lo definió como un pianista anónimo.
Nanette se convirtió en una de sus mejores amigas porque aceptaba todos sus defectos, lo definía como ávaro y desconfiado, pero su apoyo hacia él fue una gran ayuda para su concentración.
Nanette aportó al piano la ampliación de cinco octavas a seis y media. Tras una pelea con su hermano continuó el negocio ella sola, cambió el nombre de la empresa y llegó a fabricar más de cincuenta pianos de cola al año, además de crear una sala de concierto para más de trescientas personas.
Nanette murió cinco años después de Beethoven, sus hijos y nietos continuaron con la empresa, todavía se conservan algunos de sus pianos en Hungría , de los que se llevan a cabo su reconstrucción y restauración.
