Este apodo le fue atribuido a Vivaldi. Pudiéramos pensar que pudo ser por fines políticos, pero nada tiene que ver con ello.
Antonio Vivaldi fue una persona enferma desde su nacimiento. Nació con una presión respiratorio que le perjudicó durante toda su vida. Cuando su madre dio a luz temió por su vida y la comadrona lo bautizó ella misma temiendo por su muerte.
No podía ejecutar con los instrumentos de viento debido a su enfermedad y sus comienzos con el violín fueron con su padre, gran violinista.
Por la misma consecuencia de su complicado nacimiento, su madre lo inclinó al sacerdocio y así lo hizo, comenzando a los 15 años, pasando todas sus fases: “ostiario”, “lector”, “exorcista”, “acólito”, “subdiácono” y “diácono”, hasta llegar a “sacerdote”. Aquí es donde comienza el apodo de “cura rojo”, debido a su cargo en la iglesia con la característica física de su color rojizo de pelo.
Su posición en la iglesia nunca se antepuso a sus dotes compositivas, se dice que al mismo tiempo que daba misa componía, con tal rapidez que incluso se jactaba de ello, afirmando que los copistas eran más lentos escribiendo que él componiendo.
Con el tiempo su incapacidad de asma le apartaron de las obligaciones religiosas. Con 25 años ingresa como profesor en el Orfanato de La Piedad en el que se acogía a los niños hasta que aprendían un oficio. Las niñas eran más instruidas musicalmente, incluso las que tenían más talento pasaban a formar parte del Coro y la Orquesta de la Institución.
La influencia de la educación de Vivaldi sobre aquellos niños, hizo que fueran reconocidos incluso en el extranjero. Adaptaba las composiciones a sus voces, aunque en las valoraciones del consejo de profesores del orfanato nunca había consenso a su favor, hasta tal punto que casi por mayoría lo expulsaron, sin embargo, en el año siguiente recurrieron de nuevo a él por el bajo rendimiento que se obtuvo en su falta, incluso lo nombraron director de la institución recayendo toda la responsabilidad musical sobre él.
Vivaldi, conocido como “El cura rojo” murió de infección, empobrecido, vendiendo sus obras a precios ínfimos. Fue enterrado en una sencilla tumba propiedad del mismo hospital.
