Con su obra ‘Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos’
Se impone a tres compositores menores de 35 años
Gana la Residencia Juventudes Musicales en la temporada 2024
María del Pilar Miralles Castillo (Almería, 1997) se ha alzado ganadora del 34º Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2023, que convocan conjuntamente la Fundación SGAE y el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM). La final se ha celebrado hoy en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, dentro del ciclo SERIES 20/21 del CNDM.
Miralles ha obtenido el primer premio Xavier Montsalvatge, dotado con 6.000 €, por su obra Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos, destacada por el jurado por “la historia que cuenta, capaz de conmover más allá de su desarrollo artístico”. Un premio que, reconoce, agradece por la difusión que supone. “Esta obra es una forma de expresar mis valores”, ha añadido. “La obra abarca la España vaciada, persigue que la gente encuentre un espacio de silencio para la contemplación”.
La almeriense se convierte, además, en compositora residente de la Red de Músicas de Juventudes Musicales de España durante la temporada 2024. Juventudes Musicales de España le encargará dos obras de música de cámara y otorgará 1.500 euros por cada pieza. Una oportunidad que considera un lujo: “Hay tanta gente haciendo cosas tan interesantes que poder componer ahora dos piezas es una puerta a futuro”.
También podrá participar en el Programa de Residencias Artísticas de Juventudes Musicales de España y la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, que le permite trabajar en la creación de obras con los intérpretes y/o agrupaciones de la Red de Músicas seleccionados por el compositor, en colaboración con el equipo acompañante de la residencia.
Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, hizo entrega del primer premio al compositor y recordó la misión fundamental de este reconocimiento: “La intención que hay detrás de este premio es dar un espaldarazo a los jóvenes en tomar la decisión arriesgada de ser compositores, una profesión muy difícil: España necesita este tipo de reconocimientos para impulsar este género de vanguardia”.
También ha querido destacar la enorme variedad artística de esta edición, dentro de una “homogeneidad” sorprendente, “con ideas de construcción muy similares”. “Estamos muy contentos con las propuestas jóvenes, premios como este son un incentivo para seguir con la creación contemporánea. Este género lo necesita”. Precisamente esta mirada a las nuevas generaciones es lo que más resalta Juan Salgado, ganador del primer premio en 2020 y miembro del jurado en esta edición: “Es un premio fundamental para la proyección a futuro de un compositor que está comenzando”.
Palmarés completo
De este modo, el palmarés completo de la XXXIII edición del Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE – CNDM 2022 queda configurado de la siguiente forma: Enric Jaume i Masferrer (Santa Coloma de Farners, 2004), conquistó el segundo premio Carmelo Alonso Bernaola (3.000 euros) con su obra Cants de Plaga, Esther Pérez Soriano (Yecla, 1990) se alzó con el tercer galardón Francisco Guerrero Marín (1.500 euros) con su pieza Neighborhood, mientras que Vicent Giner Albert (Albaida, 1988) recibió la mención honorífica Juan Crisóstomo Arriaga (1.200 euros) por su trabajo Mitos de una regresión deliberada. Todos ellos cuentan con menos de 35 años de edad.
Acerca de la autora
María del Pilar Miralles Castillo (Almería, 1997)
Finalista del Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE – CNDM en 2019 y 2020, la andaluza cursa sus estudios superiores de composición en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada entre 2015 y 2019. Tras finalizar el Máster en Composición Electroacústica (MCE) del Centro Superior Katarina Gurska de Madrid en 2020 se traslada a Finlandia, donde finaliza el Máster en Composición de la Academia Sibelius en la Universidad de las Artes de Helsinki en 2022. Actualmente continua sus estudios en la Academia Sibelius como alumna en preparación del doctorado artístico de la Escuela de Doctorado DocMus.
Como compositora, ha participado en distintos festivales internacionales como el Time of Music Festival en Viitasaari (Finlandia), el Festival ManiFeste del IRCAM en París (Francia), o el Festival VANG VI de CentroCentro (Madrid). Ha participado en diversos premios de composición recibiendo el premio de la orquesta en el Concurso Île de créations 2021 y en el ELAN Award 2022 (Francia), o el primer premio en el Linköpings Studentsångare Composition Award 2020 (Suecia).
Recientemente, ha estrenado obras a cargo de agrupaciones como Vertixe Sonora, Defunensemble, Norrbotten NEO, Orchester im Treppenhaus, la Orquesta Nacional de Île-de-France, la Orquesta Filarmónica de Helsinki, ¡o la Orquesta de cámara Avanti!, entre otros. Otros méritos artísticos incluyen su selección para las ULYSSES Journeys for Composers 2023, su participación en clases magistrales de composición con Kalevi Aho, Liza Lim o Malika Kishino, o la obtención de la beca por méritos Martin Wegelius en 2022.
Acerca de la obra
Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos es una alegoría del gradual olvido rural ante el avance del moderno diseño urbano. El texto, cantado por una soprano que se hace presente en el espacio, hace referencia a los últimos vestigios de la vida rural pasada en lo que un día fueron las afueras de la ciudad, hoy engullidas por las órdenes de demolición y expansión inmobiliaria de la actualizada y optimizada gran metrópoli. La vida en el campo se apaga lenta y blandamente, como lo hace esta obra a través de la ausencia progresiva de sus intérpretes, recordando a la vez el valor del silencio y el no-tiempo. El poema es de mi autoría y cuenta cómo…
La echaron abajo.
Echaron abajo una casita cubierta de hiedra
que me gustaba mirar de lejos.
La echaron abajo,
antes de que pudiera acercarme para componerla.
Ahora sus ruinas yacen cubiertas por la nieve,
en medio del campo.
Creo que parte de la chimenea sigue en pie.
Quizá con componer sus ruinas baste,
pero considero este hecho
una gran pérdida.
Sólo queda allí la luz amarillenta,
luz sucia que las farolas arrojan sobre la noche,
y que me impide ver las estrellas.