El músico navarro jamás mercadeó con su libertad creativa y su ideario coincidía con el de las vanguardias. En su adolescencia fue obrero metalúrgico, en la veintena miembro de la banda del Ejército del Aire para poder estudiar Música en Madrid y, más tarde, clarinetista en los cabarets madrileños
Nacido en Alsasua el 18 de febrero de 1929, Acilu, como le conocíamos todos, se había convertido en el último resistente de una generación y una época hoy incomprensibles. Que un compositor erudito, riguroso y multipremiado fuera en su adolescencia obrero metalúrgico, en la veintena miembro de la banda del Ejército del Aire para poder estudiar Música en Madrid y, más tarde, clarinetista en los cabarets madrileños de la Gran Vía parece una historia improbable. Trenzado con todo esto, estudios musicales en un contexto pedagógico que rechazaba cualquier modernidad, él, que la buscaba con auténtica pasión. Y, gradualmente, posibilidades de viajar por Europa, París, Roma, Venecia, Darmstadt.