Las escuelas de la Sociedades musicales están enfocadas a formar niños que lleguen a ser componentes en sus bandas. Tienen la función de aumentar el grupo social y musical que adquieren las respectivas agrupaciones, pero como es natural, no siempre todos los alumnos quedan a un mismo nivel, como en todos los centros educativos, están aquellos niños que adquieren o necesitan mucho más, aquellos que tienen muchas más aptitudes y continúan sus carreras musicales, dedicándose incluso a convertirlas en su medio de vida, pero…¿todos lo consiguen?, evidentemente no.
¿Qué es de aquellos chicos/as que realizan una carrera profesional y no consiguen dedicarse a ello? .¿Qué es de esos cientos de alumnos que salen de los conservatorios con un gran nivel aprendido, con un gran nivel musical que en pocos años desaparece?
Estos músicos existen en todas las sociedades musicales. Son aquellos “ que no llegan”,” que llegan” o “que llegan pero no donde quisieran”. Son aquellos que durante años mantienen el nivel de sus sociedades musicales, realizando sus estudios y cuando alcanzan un elevado nivel se hacen a un lado y dan paso a los más jóvenes para que ocupen el lugar que ellos han dejado. ¿Se les podría denominar como los “profesionales olvidados”?. ¿Qué consiguen con ello? ¿aumentar el nivel musical que a través de ellos se refleja en su comunidad?, ¿de qué forma? ¿quién se beneficia de ello?. ¿La educación musical de primaria y secundaria con unas leyes educativas cada vez menos enfocadas y casi intentando desparecer?.
Esto es una realidad candente, una realidad a la que nos acostumbramos, una realidad que ocurre y que se enfoca al “no ha tenido suerte” ,“qué bueno era ese chico/a” o “qué bien tocaba…”.
Una carrera musical es muy sacrificada, competitiva, no todos soportan la presión y aún así, si se consigue, en unos pocos años ya no es el que fue.
Si lo comparamos con otros colectivos, también los músicos se han de marchar de España, también la música sufre por ello, en cuanto a leyes, malas expectativas y condiciones precarias.
Podemos comprobar como unos años atrás (y no hace tantos), las bandas se disputaban el contratar a profesionales para actuaciones comprometidas (podríamos poner como ejemplo los certámenes), sin embargo, actualmente no hace falta ni buscarlos, los tienen en sus propias plantillas. ¿A qué se debe ello?, a esa misma demanda. Estamos surtidos de profesionales y cada vez vamos a más. Demasiados en la Comunidad Valenciana, demasiada demanda musical.
Uno de los fenómenos sociales que se están dando lugar y dan muestra de ello, es la aparición de agrupaciones totalmente profesionales que buscan un disfrute musical que no llegan a alcanzar dentro de sus propias bandas. Las sociedades musicales son maravillosos colectivos en el que conviven músicos de todas las edades y niveles y que a pesar de ser maravilloso también tiene sus inconvenientes artísticos. No por ello se desmerece a nadie, todo lo contrario, es un fenómeno social en el que se necesita desde el más pequeño que ocupa la cantera en la escuela, hasta el más mayor que aporta su experiencia.
Pero…¿qué ocurre con aquellos que siguen con sus estudios y que todavía acuden a sus sociedades musicales?. Aquí surge uno de los grandes problemas artísticos Los directores no pueden trabajar en ocasiones materiales a un nivel al que muchos no alcanzan y otros se aburren, bandas compuestas por niños y mayores en las que todos a un mismo nivel no pueden disfrutar.
¿Qué ocurre con todo esto?. Muchas son las opiniones al respecto.
Manoli Aracil