Los cantorales del banquero

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Fuente abc


El Archivo Simón Ruiz, depositado en el Museo de Ferias de Medina del Campo, escondía entre los libros de cuentas pasajes musicales de entre los siglos XI y XVI. «Reproducen piezas únicas», sostiene el especialista Juan Carlos Asensio, que ha grabado una selección con Schola Antiqua

Entre los libros de contabilidad del comerciante y banquero Simón Ruiz se escondía algo más que un valioso fondo documental sobre el comercio y las finanzas del siglo XVI. El depósito del archivo en la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo (Valladolid) ha deparado más de una sorpresa y no precisamente a los estudiosos de asuntos económicos de la época. Las cuentas del hombre de negocios fueron encuadernadas con fragmentos de libros litúrgicos que han permitido recuperar cantos gregorianos de entre los siglos XI y XVI.
«Los pergamineros iban de feria en feria vendiendo los pergaminos de los monasterios que ya no tenían valor. Con el concilio de Trento hay nuevos misales, y la música litúrgica anterior ya no se interpretaba; esos pergaminos se vendían para que se reutilizasen», explica el director del Museo de las Ferias, Antonio Sánchez del Barrio. El reciclaje permitió que aquellos cantorales, «más resistentes que el papel», se utilizasen para reforzar los libros de cuentas. Lo que entonces se había convertido en material de desecho constituye hoy un conjunto de indudable «valor musical».
«Son fragmentos que quizá no se hayan cantado desde hace ochocientos años», subraya Sánchez del Barrio, quien en septiembre de 2015, tras el hallazgo, encomendó al especialista Juan Carlos Asensio un estudio de los documentos. El profesor y director de Schola Antiqua despejó toda duda sobre la importancia de una casualidad que ha sacado a la luz quince documentos musicales, el más antiguo de finales del siglo XI o comienzos del XII.

«Pero lo más interesante» matiza Asensio, «son fragmentos que reproducen piezas únicas, que no aparecen en otros libros u otros fragmentos», además de un impreso en pergamino, salido de la imprenta salmantina de Juan Porras en 1510, del que solo se conserva un ejemplar en la Biblioteca Nacional. Aunque, en la mayor parte de los casos, los pasajes musicales encontrados puedan estar plasmados en otros libros, los del Archivo de Simón Ruiz presentan singularidades que certifican ese valor: «la música aquí presenta variables interesantes que no se encuentran en otras fuentes».

«Son fragmentos que quizá no se hayan cantado desde hace 800 años», subraya Antonio Sánchez del Barrio

Con su grupo, Schola Antiqua, Juan Carlos Asensio realizó una grabación en el monasterio segoviano del Parral, unos treinta y cinco o cuarenta minutos de música que registran una selección de lo más significativo. El material puede escucharse a través de códigos QR en el propio Museo de las Ferias; también fue interpretado en la Semana de la Música de Medina y volverá a formar parte del programa de un concierto que se celebrará en los próximos meses en Valladolid.
A estas alturas se descarta ya que existan más pasajes musicales. Lo que sí hay entre las anotaciones económicas de Simón Ruiz son otros documentos de libros litúrgicos que no contienen música, sino textos que se cantaban, pero que también son «fundamentales» para reconstruir las obras. También estas partes permiten «atar cabos» en lo que Asensio define como «una labor detectivesca apasionante y que merece la pena».

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