VITORIA– “Cuando alguien te llama por tercera vez, te sientes tres veces más nervioso” sonríe José Rafael Pascual-Vilaplana en su regreso a Gasteiz. El director, nueve años después de su última colaboración con la Banda Municipal de Vitoria, vuelve a la capital alavesa como batuta invitada para conducir a la formación en el segundo concierto de la actual temporada de abono, un recital que se ha bautizado como Symphonic Metamorphosis. La cita será en el Principal a partir de las 20.00 horas, quedando todavía entradas disponibles, pero sólo en el anfiteatro segundo. “Además, es un lujo regresar y ver entre los músicos a cuatro jóvenes instrumentistas a los que he dado clase en Musikene, es muy satisfactorio”, añade.
En este sentido, Iker Olazábal, director adjunto de la Banda, resalta que en la actuación de esta noche sobre las tablas de la calle San Prudencio, bien porque ya son parte de la plantilla bien porque han sido invitados a colaborar con la agrupación, van a estar frente al público cinco instrumentistas que hace no tanto tiempo tomaron parte en uno de los conciertos que la Banda realiza cada año con algunos estudiantes seleccionados del Conservatorio Jesús Guridi. La cantera, como es evidente, existe y es de calidad.
Pero más allá de estas cuestiones está el programa preparado, una oferta que se construirá con Symphonic Metamorphosis (on Themes from Saint-Saëns’ 3rd Symphony) de Philip Sparke -en la que el compositor inglés lleva al campo de las bandas la música de orquesta-, Epilogue: Lest We Forget de Robert W. Jager -pieza en homenaje a las víctimas de la II Guerra Mundial-, A Movement for Rosa de Mark Camphouse -en recuerdo de Rosa Parks, icono del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos-, y Poema Alpestre de Franco Cesarini -que toma como punto de referencia la música de Richard Strauss y su Sinfonía alpina-. De esta forma, se quiere resaltar el repertorio internacional para banda y su relación con los autores clásicos.
En esta línea, el director invitado tiene claro que “en España, la banda se ha considerado muchas veces como la sustituta de la orquesta y no se ha trabajado en un repertorio propio, pero fuera no sucede así”. De hecho, Pascual-Vilaplana apunta que “la existencia de las bandas profesionales son muy importantes para la cultura de cada ciudad y la de Vitoria es un buen ejemplo”, una agrupación de la que él resalta su “gran motivación para el trabajo”.