“La competición es para los caballos, no para los artistas” (Bela Bartok).
Mucho se ha escrito sobre la música, sobre sus tendencias, estilos, formas e innovaciones, pero nunca se ha escrito tanto sobre la mera competición en el arte musical y sobre sus problemáticas como hoy en día.
En la última entrevista de El País, la famosa pianista Maria Joao Piera trata el tema de la competición en los conciertos de piano. La intérprete observa a los pianistas como robots que no arriesgan. La reputada pianista habla de que la competición no sirve en el arte, solo en el deporte: si compites no puedes crear. También ataca a los profesores por animar a sus alumnos a ser meros robots que se odian entre sí.
A la suma de estas declaraciones se dan noticias de atletas olímpicos como Simone Biles, la cual se retiró de las finales del evento por salto y barras asimétricas en los Juegos Olímpicos de Tokio para recuperarse a nivel mental.
¿Qué está pasando entonces con las competiciones?
¿Son dañinas para nuestros deportistas y artistas?
Pues la respuesta se esconde en un mar de sensacionalismos baratos.
La realidad de algunos artistas con problemas, o el hecho de que se enseñe mal a competir, no significa que la competición sea mala en sí misma. La competencia sana nos ayuda día a día a crecer, a inventar y reinventar para destacar entre la competencia y buscar nuestro nicho de mercado entre tanta oferta globalizada.
La competencia sana radica en la mejora integral de uno mismo en competición con uno mismo para alcanzar nuestro mayor potencial. Y sí, siempre existirán los que prefieran alcanzar el “éxito” por encima de cualquiera, y hay que reflexionar si su método de vida va con nosotros, por lo que hay que envidiar el método y el camino, nunca los frutos.
Señorita Piera, usted ya hace bien con esta entrevista. Se está apartando de una masa enorme de pianistas robóticos que mueven muy rápido los dedos y que carecen de su visión única de la música. Usted está compitiendo, se está desmarcando, encuentra su público objetivo que busca la sensibilidad y la compresión al espectáculo (que tampoco tiene nada de malo, solo es otro nicho más).
Me gustaría preguntarle a la señora Piera, si la competición en los deportes es tan nociva…
¿puede usted explicar cómo han compartido el oro y se han abrazado dos personas rivales?
A parte de todo esto, cuando hay partidos de fútbol, siempre sale el típico “maestro” colgando en redes sociales una foto tipo:
Entonces, ¿competimos o no competimos?
o ¿solo nos da envidia la atención de los futbolistas?.
León Levinsky