«Crecí en Siete Aguas, un pequeño pueblo de la Hoya de Buñol. Mi vínculo con la música
nace en el seno de la Sociedad Musical “La Paz” de Siete Aguas, donde recibo las
primeras lecciones de solfeo y clarinete. Posteriormente realicé los estudios de grado
medio en el Conservatorio Profesional de Música “San Rafael” de Buñol, y más tarde los
estudios superiores en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, bajo la tutela
del maestro José Vicente Peñarrocha. Particularmente también estudié con Enrique Pérez y Modesto Escribano.«
Siempre estuve rodeado de músicos talentosos
«En mi sociedad musical tuve la suerte de estar siempre rodeado de músicos talentosos,
tanto amateurs como profesionales, de los que siempre traté de aprender y me animaron
a dar lo mejor de mi mismo. No menos importantes fueron los distintos directores que
pasaron por ella en mi etapa de formación, y que dejaron una importante huella en la
forma de hacerme ver y entender la música: Miguel Vallés, Cristobal Soler, Isidro Coll o José Tello, fueron para mi los más destacados.
Muchas son las anécdotas y experiencias vividas a lo largo de estos años; tarea difícil la
de resumirlas en estas breves lineas. La mayoría de ellas positivas, aunque también las
hubo negativas, o más que negativas decepcionantes, por suerte una minoría que, a la
postre, suelen ser las más enriquecedoras, porque te obligan a conocerte mejor,
reaccionar, y saber de qué pasta estás hecho.
Siempre he compaginado la dirección con la docencia. Profesionalmente he formado
parte de distintas orquestas privadas y de la Banda de Música del Regimiento Inmemorial
del Rey nº1, en Madrid, que por aquel entonces dirigía el teniente coronel Abel Moreno.
Todavía recuerdo con cariño los conciertos realizados en Roma, Niza, o distintas
ciudades de la geografía española. Es en esta época cuando surge la oportunidad de
dirigir como titular mi primera banda de música. Fue la Unión Musical de Jalance,
pequeña banda del Valle de Ayora. Ellos apostaron por mi, un joven y perfecto
desconocido en este campo de la dirección. Fue en ese momento cuando surgió mi
verdadero interés por la dirección. Gente implicada y amable, con ganas de aprender y
crecer. Siempre les estaré agradecido por la oportunidad que me dieron y el buen trato
recibido.
A partir de aquí comienza mi periodo de formación como director con distintos
profesores, de los cuales destacaría los siguientes: Enrique García Asensio, José Rafael
Pascual Vilaplana, Jan Cober, Rafa Sanz y Frank de Vuyst.
Hasta el día de hoy han sido ocho las bandas de música que he dirigido como director
titular; algunas otras como director invitado. En todo este periplo, y aunque quizá no sea
correcto hacerlo, pero así lo siento, destacaría, además de la ya mencionada Unión
Musical de Jalance, a la Sociedad Musical Santa Cecilia de Chera y la Unión Protectora
Musical de Vallada, donde siempre me he sentido especialmente valorado y querido.
Hace apenas dos semanas asumí la dirección de la Banda Simfònica de la Societat
Musical “Lira Castellonera”. Una oportunidad única de dirigir a una de las más
importantes bandas de música del panorama bandístico nacional. Hecho que me llena de
ilusión y motiva para seguir creciendo como músico y persona.»
El problema generalizado de las bandas: la motivación
«Problemas en las bandas de música hay muchos. No quiero parecer catastrofista, pero
los hay. De todos, hay un problema concreto y generalizado a la hora de afrontar el
trabajo diario, que es la motivación. Vivimos en la cultura de la inmediatez, donde los más
jóvenes, y no tan jóvenes, están acostumbrados a obtener información y respuesta de
manera inmediata. El trabajo diario con los mismos métodos de antaño puede resultar en
muchos casos tedioso y no generar la motivación necesaria. Debemos encontrar los
recursos correctos para disfrutar no solamente del fin, sino también del medio. No menos
importante es también la necesidad de crear un entorno social optimo para todos. En
definitiva, encontrar el equilibrio perfecto entre la parte social y musical.»
A los más jóvenes hay que orientarlos más que aconsejarlos
«No me atrevería a dar ningún consejo a los jóvenes, sí a orientarlos. A proporcionarles
recursos y herramientas para resolver ciertos conflictos. Por el contrario, aunque los
consejos no dejan de ser opiniones personales y posiblemente, en algunos casos, no
sean los más apropiados, sí me gustaría hacer reflexionar a los más mayores en la
importancia de dar un buen ejemplo. En la ejemplaridad de nuestras acciones, que
seguro van a tener un gran impacto en los que acaban de llegar. No solamente basta con
las palabras, debemos ser ejemplo.»
Manoli Aracil