En sus comienzos no la admitieron en clase por su corta edad
“Natalia Montañés, usted no puede asistir a clase de solfeo porque no tiene la edad requerida…” Así fue mi comienzo en la música; imagínate cómo se le queda la cara a una niña de siete años con la ilusión de empezar sus clases…
En su juventud, mi padre fue bombardinista de la Unió Musical de Llíria y, aunque yo nunca le vi tocar el instrumento porque dejó de ser músico de la banda mucho antes de que yo naciese, por casa había una boquilla que siempre me llamó la atención. Cuando cumplí los siete años, mis padres me llevaron a la sociedad y me apuntaron a solfeo. Y allí tuve mi primer tropiezo (jajaja): estando en clase, entró un directivo y, delante de todos mis compañeros, pronunció mi nombre y me hizo salir del aula. Lloros y más lloros. Pero bueno, al año siguiente volví a la carga.»
Quería tocar el bombardino al igual que mi padre
«Mi segunda estación de penitencia fue a la hora de escoger instrumento. Claro es que, como mi padre, yo quería tocar el bombardino (estamos hablando de principios de los años 80…) pero, por un problema bucodental, esto no era posible, por lo que me tenía que decantar por un instrumento de teclado, de cuerda… o de percusión. Así que, después de que me dijesen que para tocar el arpa primero tenía que terminar la carrera de piano (excusa para que la sociedad no tuviese que comprar el instrumento), escogí la percusión, especialidad de mi titulación superior.»
Rafael Sanz-Espert me hizo ver que hay mucho más allá de lo que hay impreso en una partitura
«¿Podríamos decir que estos fueron mis inicios en el mundo de la música? Bueno, podría ser dependiendo de qué significado le demos a la palabra “música”. Si hablamos de música, no como el mero hecho de descifrar una partitura, sino como un medio de expresión artística, de transmisión de emociones, en definitiva, como sentimiento, no fue hasta 1993 cuando fui realmente consciente de todo esto. Ese año tuvimos cambio de director en la banda sinfónica y fue el maestro Rafael Sanz-Espert quien me hizo ver qué hay más allá de lo que hay impreso en una partitura. Él me enseñó, y me enseña, a dar vida a la música escrita, y el que me inculcó mi verdadera pasión por la dirección y por la música».
Para conseguir lo que uno desea nunca hay que dejarse llevar
«Como se puede ver: bombardino… percusión… dirección…, especialidades con muchas referencias femeninas en aquella época (jajaja). Por eso, hoy en día, cuando me invitan a dar charlas sobre igualdad las enfoco a enseñar que ser mujer y dedicarte a una profesión en la que no abundan personas de tu mismo género no debe ser algo “exótico”. Yo lo siento como algo muy “normal”, ya que en mi casa me inculcaron que lo que hay que hacer, independientemente del género, la raza, la religión, la condición sexual, etc., es luchar por conseguir aquello que una desea sin dejarse llevar por el qué dirán, ni por el victimismo, ni por aquello que hace la mayoría. La personalidad es algo muy importante; algo que, aunque cuesta mucho de construir, y defender, te hace ser fuerte y firme en tus decisiones.»
Viajar es el mejor antídoto para entender, asimilar y rebajar el ego
«Durante mi vida profesional he tenido la oportunidad de viajar a diferentes partes del mundo y enriquecerme de sus culturas y sus gentes. El aeropuerto es el mejor antídoto para rebajar el ego y, entenderlo y asimilarlo, me ha abierto los ojos y me ha ayudado a apreciar lo que tengo y a aprender todo lo que podría mejorar. La asistencia a congresos sobre música de banda, y el encargarme de organizar otros tantos, ha supuesto una gran inversión tanto económica como de tiempo, pero todo se ha visto compensado con la cantidad de personas conocidas y el aprendizaje recibido. Por este motivo me resulta difícil entender, por ejemplo, que se celebrase la WASBE Conference 2019 en València y que asistiésemos una minúscula parte de profesionales de la música de banda de nuestra región… En fin… Debe ser el ADN…»
Intento imbuir a mis músicos , la «Unión Musical de Catarroja» , a través del ejemplo
«El control de la ansiedad escénica, el control de la presión y de las emociones, la educación y el respeto a las personas y a la música, son pilares fundamentales en mi trabajo y, por tanto, valores que intento imbuir a mis músicos a través del ejemplo. También les enseño que la voluntad es el primero de todos los poderes y que la fe en una misma, la actitud, la ilusión y la gratitud deben estar presentes en cada ensayo y cada concierto.
Mis músicos son conscientes de que el insuflar alma a la música no pasa por la individualidad, sino por la conexión de todos los que participamos del momento presente. Mis músicos son conscientes de que lograr un alto grado de satisfacción encima del escenario va a depender, en gran parte, de la seguridad que tengamos a la hora de afrontar el reto de la obra a interpretar y que, esta seguridad, no tiene otro secreto que el estudio, el trabajo colectivo bien realizado y la máxima concentración. En definitiva: insistir, persistir, resistir, y nunca desistir.
(Natalia Montañés Bori. Directora de la Unió Musical de Catarroja)
Manoli Aracil