PARLEM AMB… JOAN ENRIC CANET

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Inicios musicales

«Mis inicios musicales no fueron como los de la mayoría de niños valencianos de mi época, en la academia de música de la banda del pueblo; en Puerto de Sagunto, ciudad en la que nací, no había banda de música, esta se encontraba en Sagunto, la “Lira Saguntina”, banda de la cual formé parte posteriormente.

 Mi formación musical se la debo en principio a D. Vicente Sanjosé Huguet, profesor de música del colegio de Nuestra Señora de Begonia – colegio mantenido y creado por la fábrica de Altos Hornos de Puerto de Sagunto. Allí estudiábamos los hijos de los productores de la factoría, la cual posteriormente fue desmantelada.

 Fue a principios de los años 70 fue cuando se produjo el cambio a la E.G.B., en este nuevo sistema educativo, la música cobró más importancia de la que anteriormente tenía, por eso la figura de D. Vicente fue fundamental. Comenzamos con el Sistema Orff, la flauta dulce y todo este tipo de cosas que hoy en día son habituales pero que entonces eran novedosas, de hecho, en cuarto curso de EGB, fuimos la primera generación que estudió con este sistema a nivel experimental, después ya se introdujo en el resto de colegios del País.

Como D. Vicente era músico, un excelente pianista, se notaba que le daba mucha importancia no solo a la música, sino también al teatro y en general a todas las actividades artísticas. Con el hacíamos muchas cosas, teníamos un escenario, un pequeño teatro en el que actuábamos, incluso una rondalla que también organizaron entre él y D. Miguel López Taltabull (profesor de dibujo que también conocía los instrumentos de la rondalla) Además de actuar en el teatro del colegio también actuamos en poblaciones cercanas e incluso fuimos hasta un concurso a La Vall d´Uxó. Esta práctica musical en escenarios, con el coro y la rondalla, en la que yo tocaba el laúd, me motivó mucho a estudiar música.

Anteriormente, mi padre había intentado enseñarnos solfeo a mi hermana y a mí, pero sin éxito por culpa nuestra. Cada época de la vida tiene sus cosas y nosotros en ese momento sólo pensábamos en jugar, pero gracias a la rondalla y a las actividades artísticas con don Vicente -que a los más adelantados, digámoslo así- nos llevaba por diversas poblaciones de la provincia donde el impartía cursos a otros maestros,  como ejemplo práctico de lo que se podía lograr con los alumnos en el Área Dinámica (denominación del conjunto de actividades artísticas en la E.G.B. ) así que, como comencé a mostrar interés en el estudio de la música,  mi padre con muy buen criterio me matriculó en la Academia de Música de que se había creado en Puerto de Sagunto.

Esta academia de música que no pertenecía a ninguna banda sino al Ayuntamiento, ofertaba enseñanzas de solfeo y estaba previsto traer profesores de violín, guitarra y piano, pero después no fue así, y solamente pudo ser el de guitarra. A mí la guitarra, con todos mis respetos, no me atraía, me matriculé para estudiar piano y como el anhelado profesor nunca existió, sin darme cuenta me planté en quinto de solfeo oficial porque estudiábamos en la academia y nos examinábamos por libre en el Conservatorio de Valencia.

Los profesores del Conservatorio se trasladaban hasta Sagunto, allí nos examinaban a los alumnos de Sagunto, El Puerto y Los Valles (los pueblos de la comarca del Camp de Morvedre) El profesor D. Eulogio Sampedro, era magnífico; gran violinista y director de coros. La Coral de Puerto Sagunto de aquellos años que él fue su director, alcanzó justa y merecida fama. Este profesor también formó un pequeño coro de niños en el que yo participé y que era la cantera del coro grande.

D. Eulogio Sampedro hizo unos grandes esfuerzos para poder enseñarnos solfeo, las condiciones materiales eran muy precarias, no teníamos ni piano, entonces ¿cómo hacíamos los dictados? El procedimiento era de lo más rudimentario pero efectivo, él cantaba con un sonido neutro (con la M) y así nos hacía los dictados musicales. Hay que tener imaginación y grandes dotes pedagógicas, es por esto que además de ser una magnífica persona y tener una gran sensibilidad como bien demostraba en el coro, fue un gran profesor.

Así llegué hasta cuarto curso y mi padre dijo que sería conveniente tocar algún instrumento hasta que en la academia municipal trajeran el ansiado profesor de piano. Fue entonces cuando ingresé en la Banda de Sagunto, de la cual, él también formaba parte tocando el trombón. Allí comencé estudiando la flauta, después el requinto y acabé tocando toda la familia de clarinetes (clarinete, clarinete bajo…) y finalmente el fagot que era en realidad el que en principio quería.
Mi etapa de fagotista fue breve pero intensa, en aquella época no abundaban los fagotes y es por esto que toque (en grabaciones y certámenes) en las mejores bandas de la comarca, así como en la Banda Municipal de Castellón de la Plana. Esta formación de muchos instrumentos posteriormente fue de gran ayuda en mi trabajo de profesor de composición y orquestación.»

Profesores y anécdotas

«En cuanto a profesores del Conservatorio, ha habido tres que me han marcado en mi trayectoria musical: la profesora de Armonía María Teresa Oller con la que disfruté mucho en sus clases, era una enseñanza muy musical y no sólamente técnica; estimuló mucho mi creatividad, yo le enseñaba mis composiciones pianísticas y ella me animaba a seguir componiendo. Esto me vino muy bien. Después pasé a la clase de contrapunto con D. Francisco Tamarit Fallos. Esta época fue fundamental en mi formación, creo que el contrapunto es la enseñanza más importante para un compositor, es el filtro con el que se encontraban muchos compañeros míos de aquellos años y muchos no lograban pasar, con lo cual D. Amando Blanquer que era el profesor de composición, no tenía tantos alumnos y eso estaba bien porque hay mucha gente que estudia composición y no se sabe por qué.

Con Francisco Tamarít estuve tres años que fueron muy productivos, tengo la convicción que en pocos conservatorios de España se estudiaba con tanto rigor el contrapunto como en Valencia y eso me vino muy bien, a mí y a todos los que estudiamos con él porque después de la formación armónica con María Teresa Oller que era tan creativa y abierta necesitaba la disciplina del Contrapunto y la Fuga.

Después ya enlazamos con Amando Blanquer regresando a la enseñanza musical artística. Blanquer era el más artista de todos, quizás el mejor compositor valenciano al que no se le ha hecho la justicia que se debe. Con él qué decir…anécdotas muchas, prácticamente todos los días. Con esa socarronería alcoyana que tenía recuerdo sus respuestas de artista. En unos exámenes de junio que entonces se hacían encerronas, para escribir durante casi una semana. Uno de mis compañeros le preguntó:

D. Amando, el examen ¿qué será? ¿Tres o cuatro días?

-y él respondió:

Sí, tres o cuatro días…

Estaba en su mundo de la composición. Después lo he entendido porque a mí también me ha pasado algo parecido siendo profesor de composición. Creo que es necesario que haya profesores de composición “artistas” como D. Amando.

Con estos tres profesores disfruté mucho, cada uno tenía su función y yo creo que acerté. Las circunstancias fueron así o dió la casualidad que me tocó estudiar con ellos y estoy muy contento de ello.

Otra faceta importante en mi formación musical fue (parecerá extraño) tocar el piano en un mesón. Se llamaba “Mesón Balica”. Estaba en un pueblo llamado Benicolet en la Vall d´Albaida, situado al lado de Llutxent (pueblo de mis ancestros paternos). Yo amenizaba las cenas tocando música de fondo. Cuando acababan las cenas venía el mesonero y cantaba y yo tenía que acompañarle, pero no solamente a él, también a gente que había cenando y quería cantar igualmente la acompañaba. Esto se produjo cuando yo estaba estudiando contrapunto, el rigor del contrapunto contrastado con este tipo de música en el que tuve que aplicar mis dotes de improvisación y de oído, me vino muy bien porque a la gente se subía allí a cantar los tenías que pillar al vuelo para acompañarlos. Fue muy estimulante y me vino muy bien. Podían cantar cualquier cosa, si no conocía la canción decía que no y se acabó. En los demás casos tenías que echar mano de tu memoria musical y adecuar, buscar la tonalidad, improvisar los acordes y acompañamientos y bueno… creo que lo hice bastante bien, además los temas que tocábamos todos los días, los iba perfeccionando, les iba poniendo mejores armonizaciones y contrapuntos, eso sí, todo siempre improvisado, no había tiempo para ensayar. Me lo pasé muy bien y aprendí mucho.

 Una de las noches apareció por allí un famoso compositor de pasodobles de música festera, Francisco Esteve Pastor, el autor de pasodobles como “Francisco Borrás” “Tayo” …Este señor había sido un gran pianista de cabaret (más o menos como lo que estaba haciendo yo).  Al acabar de cenar él y su mujer se acercaron hasta el piano y me felicitaron por el trabajo que estaba realizando, les propuse si querían cantar y fue una maravilla escucharlos; él al piano y su mujer cantando la famosa canción “Bésame mucho” entre otros boleros. Fue gratificante encontrarme con esta pareja allí, como si hubiese establecido un vínculo con una generación anterior, esta pareja de artistas actuaba en un cabaret que estaba detrás del Ayuntamiento de Valencia. Yo ya lo conocía porque en la banda de Sagunto habíamos tocado algunos pasodobles suyos en la época en la que el director era D. Enrique Villalba Puig, miembro de la Banda Municipal de Valencia, profesor mío de clarinete y que tocaba el saxo en el cabaret con ellos. Esa anécdota, esta forma de conocerlos fue como cerrar el círculo de mi etapa de pianista de cabaret o ambiente nocturno que por otra parte fue muy fructífera para mí.»

La música actual

«La música actual está mucho mejor que en mis años, mejor por las condiciones materiales, en todo lo demás creo que no. Es demasiado técnica. Yo actualmente estoy jubilado y uno de los motivos es por eso, porque en el Conservatorio cada vez se pierde más el tiempo en tonterías. Un montón de asignaturas inútiles, asignaturas optativas, informes, guías… en fin, mucha burocracia que nos aleja del objetivo principal que es formar músicos. Creo que lo fundamental es practicar mucho más. La enseñanza musical debe ser sobre todo práctica y artística. Hay que recordar que la música es un arte y eso creo que a muchos se les ha olvidado. Lo fundamental es dedicar muchas horas a tocar el instrumento para adquirir una gran técnica y después tocar mucha música de cámara, orquestal, cantar en el coro… todo lo relacionado con la práctica musical. Esto en lo referente para los intérpretes.

Para los compositores es muy importante que escuchen sus obras y que aprendan a borrar más que a escribir. Esto es algo que creo que no ocurre en los conservatorios. En los conservatorios todos son investigadores, doctores etc.…, si… mucha investigación, pero ir al grano, nada. En mi opinión, creo que vamos por el camino completamente opuesto. Nos quejamos de que cada vez hay menos artistas, hay muchos teóricos que saben mucho pero que no son músicos. ¿Qué necesidad tenemos de que todos los músicos sean doctores? El que quiera ser que lo sea, pero que dejen a los músicos ser artistas. La música es ante todo un arte, lo otro no es música, es algo colateral a ella.

Otro de los problemas es que hay muchos medios, pero falta personal. Esto lo llevan los tiempos en que vivimos, estamos en una sociedad muy mercantilista y esto se refleja en todos los aspectos de la vida.

Hay que pensar que yo estudié en el franquismo en aquella época todo el mundo sabe cómo estaba España, retrasados 50 años como poco. El problema fue que después de su apertura, esta no ha sido en la dirección correcta y esto en las bandas también ocurre. Hay dos detalles que lo explican perfectamente. En mi caso personal, el de la composición, yo recuerdo que mis primeras composiciones eran pasodobles y se estrenaban en la banda de Sagunto, yo todavía no tenía estudios de armonía, pero era un atrevido como muchos ahora lo son y compuse algunos pasodobles. Como era jovencillo, los pasodobles del “Xiquet” se estrenaban y tocaban. Era anecdótico y en realidad yo no estaba muy conforme con ello, prefería estudiar y me decía: “cuando estudie ya compondré bien”, pero el entorno se empeñaba en tocar aquellos pasodobles. El famoso entorno de las bandas de música en el que hay mucha incultura y la sigue habiendo. Todo ello producía este fenómeno y hoy en día sigue ocurriendo más exagerado si cabe.

Ahora que tengo un poco de oficio, después de muchos años de estudio, de estudiar y de dar clase, ahora que empiezo a controlar un poco el tema de la composición, ahora mi música no se toca… ¡ole! Esto es muy gracioso.

Me viene a la mente una anécdota de un alumno mío que compuso un pasodoble para el entorno de la fiesta, para una cuadrilla de amigos, de la filá… le dijeron si podía componerles un pasodoble y como estaba estudiando conmigo, me dijo si me lo podía enseñar y le podía ayudar un poco, asesorarle, decirle alguna cosa…Me trajo el pasodoble y lo estrenó, pero alguien le dijo que no eso no valía que estaba estudiando composición. O sea, que para componer no hay que estudiar, es la conclusión a la que llego yo. Esa mentalidad existe, es el “amateurismo” en todos los sentidos. Si estudias composición no puedes componer, es como mínimo “chocante”. Esto se ve reflejado en el repertorio de las bandas. Creo que hemos ido a peor.

En aquella época, hace 50 años, se tocaban prácticamente transcripciones de obras orquestales, pero gracias a eso, la gente podía disfrutar de buena música, de tocar Tchaikovsky, Wagner, Bizet… incluso algunos se atrevían con Stravinsky, Bartok, Prokofiev, Shostakovich… música de calidad. Con esto se tenía acceso a la verdadera cultura musical porque los músicos de las bandas como que querían saber cómo sonaba lo que estaban ensayando, se compraban los discos o hacían lo posible por escuchar las obras. Por ahí entraban en la gran cultura musical, por ahí continuaban conociendo a Mozart, Beethoven, Brahms, Bach… algunos estudiaban en el conservatorio y tocaban el piano para ampliar su cultura musical. Todo esto con la música de banda ha desaparecido, con todas estas teorías modernas, esta corriente en que las bandas no se toquen transcripciones., solo música original para ellas. Obras originales para banda compuesta por músicos amateurs, algunos profesionales, pero el nivel que tienen es de amateur. Muchas veces son meros ejercicios. En el repertorio de banda hay muy poco que valga la pena, nos han invadido con todas esas obras de los compositores que yo digo “música de la OTAN”, por eso al principio he dicho que vamos en dirección contraria, por el miedo a la Unión Soviética nos metieron en la OTAN y ahora estamos aquí gastándonos el dinero en unas guerras que no son de nuestra incumbencia. Si quieren guerra que vayan ellos o sus hijos a ser carne de cañón y que   no nos secuestren nuestra cultura europea. Considero cultura europea a Thaikovsky, por ejemplo, se está prohibiendo tocar su música con la guerra de la OTAN contra Rusia y contra Europa en realidad.

Todo esto lo digo porque hace tiempo que, en las bandas, ocurre algo parecido (como también sucede en el cine y la cultura en general) también se ha instaurado la “música OTAN”, la norteamericana, holandesa… todo este tipo de música que nos ha hecho olvidar nuestra propia esencia musical: la zarzuela, la ópera, el ballet y la música sinfónica europea. para mí es un reflejo de la realidad geopolítica, es lo mismo, es el equivalente musical del dominio de la cultura americana de usar y tirar, sólo queo aquí las bandas de música van adelantadas hace mucho tiempo, este fenómeno hace ya más de 30 años que ocurre. Ya ni siquiera los pasodobles son pasodobles, son otra cosa, son música americana, muchas veces boleros, beguines danzas de bailes sudamericanos (hay quien pone congas en los tríos) Yo lo veo muy mal, me aburro en los conciertos de banda y muchas veces no voy. En los certámenes he estado de tribunal y casi prefiero que no me llamen porque es insoportable aguantar las obras obligadas. El tostón de oír 6 ,7 bandas con ese tipo de repertorio… No se salvan ni los pasodobles. Prefiero oír los discos que me gustan.«

Consejos

«No soy muy partidario de dar consejos, de echo creo que a los jóvenes no hay que darles consejos, más bien nos deberían de dar ellos a nosotros porque ellos son los que están más actualizados en todo este mundo de robots en el que vivimos, pero en fin… después de la ironía, si se me admite como consejo, sería que no dependieran tanto de la tecnología, que somos humanos y es algo que se nos está olvidando. La música hay que vivirla, hay que sentirla, no solamente hay que ir a Google y creer que está toda la información y que eso es toda la verdad. No hay que depender de los ordenadores para ser compositor porque ahí le das a un botón, suena y ya te crees que eres compositor y ¿dónde está la formación? Ese es el problema, que la gente (estoy hablando de los compositores), creo que no tienen la formación, adecuada no buscan la formación adecuada. Mas que un consejo formularé un deseo, que dejen de haber intrusos. ¿Por qué todo músico se cree en la obligación de componer? Componer es algo que debe nacer ya desde joven, tener una cierta vocación y como todas las vocaciones exige un sacrificio y ese sacrificio es el estudio pormenorizado de la armonía, el contrapunto, las formas musicales, la instrumentación… pero no de manera superficial, sino en profundidad. Una vez hecho esto es cuando puedes empezar a considerarte compositor, pero no como sucede muchas veces que, al no ver grandes perspectivas en el instrumento, pues dicen… voy a ser compositor o director, total… eso es lo más fácil. De hecho, hoy en día, todo el mundo quiere ser compositor o director, ser instrumentista es más difícil, la batuta no suena, el instrumento sí, pues ese es el problema. Que dejen de haber tantos “directorzuelos” que se creen “Celividaches” y sin embargo ni tienen oído, ni saben leer una partitura y ojalá tengamos más y mejores instrumentistas de orquesta o de banda, pianistas o de cámara…

Zapatero a tus zapatos, el que sepa componer que componga y sea interpretado más a menudo y el intruso que compone aprovechando sus amistades políticas o de cualquier género, pero que no tiene formación, que se calle o que lo callen y por supuesto si su intención es sincera, que estudie y ya veremos. El estudio es la mejor cura de humildad que existe.»

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