«Mi nombre es José María González Olivares, pero en el mundo de la música me conocen por Chema González, soy de un pequeño pueblo en la comarca de la Vega Baja del Segura llamado San Isidro y es allí donde comencé mis estudios musicales a la edad de 8 años, en la Sociedad Unión Musical de San Isidro de la mano del maestro Rubén Sanz Pardines. Posteriormente, con 15 años comencé a tocar y entré a formar parte de la que también ha sido mi banda, la Unión Musical “La Aurora” de Albatera. Ha sido en estas dos formaciones donde he sabido lo que es ser músico.»
Encontré mi verdadera vocación al alejarme temporalmente de mi instrumento
«Más tarde pasé por el conservatorio profesional de Almoradí para estudiar trombón donde conocí a uno de los profesores que más me ha influenciado musical y personalmente como es mi maestro José Antonio Mira Níguez con el que tengo una gran amistad hoy en día. Años más tarde me formé como trombonista con el maestro Mario Calvo Ponce en el Conservatorio Superior de Música de Murcia y fue con él, debido a unos problemas físicos que me alejaron del trombón una temporada, donde me di cuenta de mi verdadera vocación, la dirección. Recuerdo una frase suya que me marcó, “el mundo de la música es mucho mas extenso y grande que lo que puedes expresar o decir con un trozo de hierro (refiriéndose a mi trombón), piensa en la dirección”.
Un año más tarde, después de un encuentro de metales en el conservatorio de Murcia donde por segunda vez trabajé bajo la figura del maestro José Rafael Pascual Vilaplana dirigiendo, fue cuando comencé a recibir clases suyas de dirección, en la escuela de JJMM Vall
d´Albaida, no quería dejar escapar esa fuente de conocimientos musicales y personales. Fue aquí donde tuve mis primeras experiencias dirigiendo y siendo consciente de lo que hacía.
Más tarde volví de nuevo al conservatorio superior para obtener el título de dirección de orquesta con el maestro José Miguel Rodilla y Luís Pedrón. Finalmente terminé la especialización en dirección de bandas en el conservatorio de Maastricht (Holanda) con el profesor Jan Cober, una de las figuras musicales más importantes en el mundo de la banda.»
La socialización y el trabajo en equipo es un papel fundamental en la sociedad actual.
«Las bandas de música en la sociedad actual tienen un papel fundamental en cuanto a la socialización y el trabajo en equipo, en estos tiempos donde la sociedad es cada vez más “individual”, contamos con tenerlo todo al alcance de un clic bien en la tablet o teléfono, son las bandas de música uno de los elementos más importantes en la vida social de un pueblo, aprender los valores del compañerismo, la constancia y el sentirse parte de un todo son vitales para la juventud de hoy en día, que creo estamos más aguerridos al “ya y ahora”, es decir, lo inmediato. Las bandas de música y el trabajo que se realiza en ellas es más bien un trabajo pensado en el ‘’cómo’’ antes que en el ‘’cuándo’’, es una enseñanza y educación dilatada en el tiempo, algo vital para lidiar con la idea de que todo tenga que ser ya.
El futuro de las bandas de música nadie lo sabe, como en todo lo demás, creo que debemos centrarnos en la manera de trabajo y sobre todo darle tiempo y paciencia al trabajo realizado, no solo aplicar enseñanza musical, las bandas de música podemos ser escuelas para
la vida actual. Los tiempos cambian, la sociedad cambia y con ello las bandas de música, donde el gran poder de estas es social, aunque a veces nos hayamos centrado solo en lo musical.»
La música es valiosa en el futuro de la vida independientemente de dedicarse a ella o no.
«Me considero todavía joven para dar consejos a la juventud, me queda mucho por aprender y sobre todo por fallar, creo que mi consejo iría dirigido más a las madres y los padres de un joven que quiera comenzar a estudiar música, apóyenlo y persistan con ellos porque todo lo que aprenderá además de la música es muy valioso para la vida en el futuro, independientemente que deseen dedicarse a la música de manera profesional o no.»
Manoli Aracil