Sin antecedentes musicales
En mi familia no tengo ningún antecedente musical. Todo comenzó cuando las madres de mis amigos del colegio decidieron apuntarnos al conservatorio como actividad extraescolar.
Mis inicios en la música fueron a los ocho años en el Conservatorio Elemental de Música “Reina Sofía” de Bailén con el piano. Durante esos cuatro años tuve la oportunidad de tocar el bombo y los platos en la Asociación Musical “Antonio Vivaldi” de Chiclana de Segura, el pueblo de mi madre. Fue ahí cuando descubrí que me gustaba mucho tocar en grupo y que el clarinete era el instrumento que más me llamaba la atención. Por ello, al terminar el grado elemental de piano, comencé a estudiar clarinete en la Escuela Municipal de Música “José Luis Vílchez” de Bailén.
Después de un tiempo tocando el clarinete comencé a participar en numerosas bandas de música y otras agrupaciones en las que crecí y forjé mi formación en el mundo de las bandas.
Desarrollo profesional
Para estudiar el grado medio, fui al Conservatorio Profesional de Música “Andrés Segovia” de Linares del que siempre destacaré a mi profesor de clarinete Manuel Mefre González. Me gustaría recalcar la labor de esta persona porque no solo me inculcó el amor por el clarinete, si no que me enseñó el amor por la música y por la vida en general. Creo que siempre hay personas que marcan un antes y un después en la forma de ver las cosas, y él ha sido y sigue siendo una de ellas.
Tras sentir mucho interés por la figura del director de bandas y orquestas, en agosto de 2013 realicé mi primer Curso de Dirección con el ponente Ángel Luis Pérez Garrido en la Asociación Unión Musical Bailenense y ahí fue donde confirmé que quería dedicarme a la dirección de orquesta. Después de aquello me preparé a conciencia para estudiar la carrera en el Conservatorio Superior de Música de Málaga desde 2014 a 2018.
Han sido numerosos los cursos y los profesores con los que he ampliado mi formación como directora, desde Enrique García Asensio a José Miguel Rodilla, Lucía Marín o José Rafael Pascual Vilaplana, considerando al maestro Miguel Romea “mi maestro”. Al igual que destaqué anteriormente a mi profesor de clarinete, destaco a Miguel Romea como mi maestro en la dirección. Gracias a él soy la directora que soy y gracias a él he llegado hasta donde estoy. Es inimaginable la enseñanza musical y profesional que este maestro enseña a sus alumnos. Sin lugar a dudas, el mejor docente con el que me he encontrado. Gracias por todo.
Me gusta destacar las veces que he participado como directora invitada, ponente en diversas charlas o como miembro del jurado en diferentes concursos porque creo que son realmente enriquecedoras. Me parece increíble cómo se puede aprender tanto de una charla o de las propuestas que otras bandas o compositores te ofrecen.
Justo al acabar la carrera de dirección comencé mi andadura profesional como directora titular de la Sociedad Filarmónica “Nuestra Señora de la Oliva” de Salteras (Sevilla), la cual siento como una de las más especiales puesto que no solo seguí aprendiendo de la parte musical, sino de la parte más humana. Ha sido la experiencia más enriquecedora que he tenido.
Predilección por la música militar
Antes de empezar a estudiar dirección, ya sentía predilección por la música militar, ya que en Bailén tenemos mucha relación con este mundo. Tanto es así que desde muy pequeñita me propuse el objetivo que recientemente he cumplido: pertenecer al Cuerpo de Músicas Militares de las Fuerzas Armadas como directora.
Actualmente estoy destinada en la Unidad de Música del Batallón del Cuartel General de la Comandancia General de Ceuta. Me siento muy afortunada de poder dedicarme profesionalmente a lo que siempre ha sido mi sueño y mi vida.
A día de hoy no es fácil dedicarse al mundo de la música, pero creo que el ámbito de las bandas está abriendo muchas puertas laborales y ofreciendo una visión idónea de la significación de la música en nuestras vidas. Las bandas de música no solo tienen una labor propiamente musical, sino que tienen una labor social primordial. Por ello, es de vital importancia continuar con la creación y desarrollo de estas.
Eso sí, desde mi punto de vista, es necesario profesionalizar y dejar en las manos de los más cualificados el crecimiento y el avance de estos colectivos. Nosotros mismos, los músicos, debemos respetar nuestra profesión para dignificarla y darle el valor que se merece.
Hemos de luchar con uñas y dientes para conseguir nuestras metas
El consejo que siempre doy a cualquier persona es que luchen por lo que quieran, que nunca pierdan la esperanza y la ilusión de conseguir cualquier cosa que se propongan y, sobre todo, que les haga felices. Da igual lo complicado que les parezca alcanzarlo o lo que puedan pensar los demás. Buscad una meta, buscad vuestra propia felicidad y luchad por ello con uñas y dientes, con esfuerzo, con trabajo, con tesón, con ilusión y nunca sin olvidaros de disfrutar del camino y de los que están a vuestro alrededor.