Nacido en Cárcer (Valencia) en 1977 inició sus estudios musicales en la escuela de música de la Sociedad Artístico-Musical {El Valle} de Cárcer. Se gradúa en Composición y Percusión en Valencia, y en Film Scoring en Berklee College of Music (Boston, EEUU). En la actualidad es Profesor de Composición en Berklee College of Music (Campus de Valencia) y en el Conservatorio Profesional de Música de Valencia. Desde 2022 es miembro de la Junta Directiva de la Asociación Internacional de Bandas de Música (WASBE). Entre sus más de veinte Premios de Composición Sinfónica por todo el mundo se destacan el «Hellenikon Idyllion»(Juegos Olímpicos de Atenas 2004), el Premio «Villa de Madrid«(2005), European Young Composers (Bélgica 2006), Daniel Composers Competition (Israel 2008), Global Music Awards en 2017, Wind Band Composition Competition de Singapur(2018) o el Pure Music Composition Competition en Viena (Austria, 2021).
Existen dos momentos cruciales en mi vida
“En mi vida destacan dos momentos cruciales: uno de ellos siendo estudiante de percusión en el Conservatorio Superior J.Rodrigo de Valencia en 1999. No podía resistir mi interés por la composición, sobretodo para banda, cosa que había hecho componer intuitivamente mis primeros pasodobles. Sin consultar a nadie, me inscribí en el Curso de Composición de Salvador Chuliá en Benidorm , le conocí y me recomendó que por mi talento me dedicara a ello y así lo hice… estudié composición. Aquella época fue maravillosa, muy ascendente…todo desde aquel curso de Benidorm del 99.
El otro momento fue en 2008. Ya era varios años profesor en el Conservatorio Profesional de Valencia. El hecho de tener una plaza de profesor y componer a diario, notaba que mi cuerpo me pedía más y me introduje en la música contemporánea con profesores como Jose Luis López López, Alberto Posadas, Mauricio Sotelo, incluso fui a Londres, y estudié con Hilda Paredes. Pero sinceramente, no sé qué me pasa con la música contemporánea, no sé si es que no puedo con ella o es que no puede ella conmigo, no sé si me falta técnica o me sobra imaginación. incluso me interesé por la Psicología, y estudié tres años en la Universidad de Valencia ( que por cierto, recomiendo a todos los músicos: pisar alguna vez una universidad, por su disciplina y entidad académica). Digo esto porque por medio de la SGAE, me inscribí en unas becas para estudiar en Berklee College of Music (Boston, USA). Obtuve una de esas becas, y estuve dos años allí ( 2009 y 2010). Descubrí el Jazz, la música de cine con la tecnología que ello implica, y por medio de un proyecto con Paco de Lucia, descubrí el flamenco. Aquella fue otra época maravillosa y todo ello hizo que al volver a España, mi visión musical era mucho más amplia, distinta, nueva, llena de nuevos proyectos…”
Mi estilo de música es muy amplio
“Empecé componiendo canciones con la guitarra, para pasar a música de Banda y orquesta en los primeros cursos de composición, y estudiando luego música de cine. Es muy amplio el tipo de música que me gusta escribir. En cuanto a herramientas, utilizo la guitarra para escribir piezas para voz, canciones u obras donde lo importante es la melodía, y utilizo el piano para piezas u obras donde lo importante son los acordes, la sonoridad, o incluso la estructura. Y por otra parte el sintetizador cuando se trata de música de cine. Soy de los que aprendí a escribir a lápiz y papel, y luego desarrollé mi carrera con el ordenador. Y es verdad que por cuestiones románticas o simplemente artesanales, echo de menos el lápiz y papel, pues incluye lo físico y lo pulcro. Lo bueno de la amplitud en estilos, es que los proyectos actuales, son transversales, muy variados “.
“En cuanto a mis nuevos proyectos, durante la pandemia hice un Requiem para Coro y Orquesta, en valenciano, que lo tiene la Orquesta de Valencia para su futuro estreno, sin determinar. Al mismo tiempo he hecho una versión sinfónica de temas de Los Inhumanos que verá su luz pronto, también. En Julio de 2022 estaré en Corea haciendo una investigación de la música tradicional coreana para componer una obra para instrumentos tradicionales, y después en Praga asistiré al Encuentro de la WASBE (International Association of Wind Band Ensembles) donde se interpretará una pieza mía finalista del Concurso de Composicion (Las Tijeras de Matisse), a la vez que iniciaré mi etapa como miembro de la Junta Directiva de la WASBE para los próximos 6 años… nuevos proyectos, sin duda. Igualmente, también dentro de la pandemia, escribí en mi pueblo (Cárcer) un libro sobre mi música escrita que más que un compendio de piezas y anécdotas ha sido un escrito de reflexión, ahora, en la mitad de mi vida ( o eso espero…)”
Actualmente se compone por intuición y por la prueba de acierto/error.
“Con 44 años he vivido unos cambios de época importantes en cuanto a nivel musical se refiere. Cuando yo estudiaba composición, éramos pocos, muy involucrados, y mucho bajo la directa referencia de nuestros profesores. Claro, no había más información que la recibida en clase, en charlas, en los libros o en cursos exteriores y concretos. Los inicios musicales eran siempre bajo la tutela de una sola persona, mayormente el director de la banda para los que nacimos en banda, pasando muchos años estudiando «con» este o «con» el otro, y que por cierto, casi nunca se agradaban el uno al otro. Sin embargo, los jóvenes compositores, han crecido en un entorno mucho más global, tecnológico, ya con las redes sociales y teléfonos móviles en sus vidas, y estos ya desarrollan una vida musical mucho más abierta y desenfadada donde importan otras cosas como por ejemplo, el marketing o la estrategia profesional (music bussiness ). Ahora no existe la atadura a una educación musical concreta y unilineal, académicamente hablando. Esto, por un lado es bueno, por el simple hecho de disfrutar y desarrollar un aprendizaje más rico y generalizado, el cual acepta más la fusión e influencia de otros fenómenos musicales, pero por desgracia, es menos profundo, se compone mucho por la intuición y por la prueba acierto-error, y no por el seguimiento continuo a una disciplina de principio a fin que marque lo único ponderable al talento. “
La riqueza natural de nuestra tierra es inmensa
“He hablado de educación principalmente, como educador que soy, pero he buscado la influencia social en las bandas. La riqueza cultural de nuestra tierra es inmensa, posiblemente mayor que hace varias décadas. Existe más y mejor acceso a la educación musical, más recursos económicos, mayor información y nivel cultural generalizado, mayor capacidad de fusión artística y social. En definitiva, mejor nivel musical que antes. Pero si lo comparamos con lo poco que había antes de todo lo mencionado, entonces el nivel musical actual seria pésimo. Con esto separo la riqueza musical del nivel musical, ojo.
Como director, igual que muchos de mis colegas, prefiero un músico aficionado que tenga compromiso en mi banda, que uno profesional que no venga nunca a los ensayos y es que la riqueza musical de las bandas en la Comunidad Valenciana no la ha hecho el agua como a la paella, ni el clima como a las naranjas: la causa ha sido el amateurismo.«
Si desciende el amateurismo desciende el número de individuos
«El amateurismo es la práctica de hacer una actividad sin cobrar dinero, o que los ingresos no sea lo importante. Qué se gana? Qué es lo importante? La amistad, hermandad, sentimiento de pertenencia, vivencias, anécdotas, historias para la vida, felicidad en resumen… Y esto, en el caso de las bandas, al ser un conjunto de individuos para formar un resultado conjunto, si desciende el amateurismo desciende el número de individuos y por tanto el resultado conjunto. Lo que pasa es que el resultado conjunto, al tener mejor acceso a la educación, economía, etc.. maquilla su nivel musical anterior, pero sin haber sido una práctica amateur.
Amateurismo implica compromiso, y ante la amplia variedad de amateurismos que existen en nuestra sociedad actual, la banda pasa a ser una más, perdiendo potencial. Hoy, como actividad amateur existen, por ejemplo, muchos ciclistas, muchos aficionados a la pesca, a la caza,… Si llegásemos a ser una tierra de cazadores, o tierra de ciclistas, o tierra de buscadores de setas,… el día en que el dinero estuviera por encima del compromiso a la actividad amateur, dicha riqueza tendería a desaparecer o a ser sustituida por otro modelo.
Quiero decir que con las bandas, si la actividad económica es más importante que la práctica amateur, dicha riqueza bandística va a tender a desaparecer o a ser sustituida. NO quiero decir que se acaben las bandas, ni mucho menos. Pero se transformará en otro modelo distinto. Y el resultado de ese modelo no sabemos si causará mayor o menor riqueza musical, pero lo único que está claro es que lo mismo de antes no será, aunque digamos que el nivel musical sea el mismo o mejor.
Así que podemos hacer dos cosas: O cambiar de modelo, o intentar volver al anterior. Pero en medio no podemos estar.
Si cambiamos, cambiamos. Se profesionaliza todo, se monetiza todo, y no importa el esfuerzo, a más dinero, mejor nivel musical. Insisto en que se puede perder riqueza musical. Si no queremos que se acabe el modelo anterior, en mi opinión, más que los recursos, hay que fomentar el músico amateur, para conservar esa riqueza que hemos tenido. «
Manoli Aracil