El Delíri de Gorga – 26.08.2021 wwww.radiobanda.com
Detrás de cada composición siempre hay una historia, un motivo, un personaje… en el caso que nos ocupa se encuentra «El Tío Ramón«, pero…¿ quien era el Tío Ramón? ¿Cuál es la historia que encierra este pasodoble?. Esta composición viene a ser una de las más populares que cualquier músico puede haber interpretado, una melodía que en cualquier rincón festero puede haber escuchado, pero su historia es un tanto amarga en cuanto a su nacimiento, ya que desde su creación conlleva un lastre familiar, una familia engañada por el simple de hecho de la inocencia de un joven compositor y la falsa ayuda que se le quiso brindar. Tomás Olcina Ribes, era un joven músico que silbaba cualquier melodía y la plasmaba en el papel. Con el tiempo continuó sus estudios y sus conocimientos musicales fueron aumentando. Con tan solo 16 años arreglaba sus composiciones y las llevaba a los ensayos, a lo que los más mayores no creían que aquellas notas fueran escritas por él. Entre ellas se encontraba el «Tío Ramón«, un pasodoble muy pegadizo y que comenzó a extenderse de forma muy popular. Tomás tenía un hermano, Luís, al que su padre le negó que se dedicara a la música, pues en casa pensaban que con un músico en la familia tenían suficiente. Su padre, fundador de la banda del pueblo sabía muy bien lo que ser músico conllevaba, demasiado sacrificio y poco aporte económico. Con un artista en casa era suficiente Luís se dedicó a trabajar en un laboratorio, visitaba a muchos clientes para controlar la venta de las carnes de ganado y entre todos estos ellos se encontraba Salvador Salvá Sápena, el cual era director de la Banda de Jávea. Charlando un día le comentó que su hermano Tomás también era músico y que tenía unas composiciones muy bonitas, entre ellas el pasodoble “El Tío Ramòn” que gustaba mucho, a lo que Salvador le pidió que se lo dejara para interpretarlo con la banda .Luís que siempre presumía orgulloso de su hermano pensó que sería una oportunidad para que el trabajo fuera más conocido. Y así lo hicieron, le prestaron el pasodoble para que la banda de Jávea lo interpretara, pero cual fue la sorpresa que con el paso de los años comprobaron que el pasodoble estaba editado y registrado en la S.G.A.E. no con el nombre de Tomás Olcina Ribes, sino con el de Salvador Salvá Sápena. Le pidieron explicaciones y la respuesta que obtuvieron fue que el pasodoble debía de tener un padrino. Ellos eran muy jóvenes y no tenían la suficiente información, sin embargo insistieron con sus quejas y con el tiempo consiguieron que apareciera el nombre de Tomás, pero no como autor, sino como colaborador. Aún así se conformaron, pues preferían salvar la mitad antes que perderlo todo. Así fue como Salvador se aprovechó de la ignorancia. Por este motivo, Luís siempre se ha sentido engañado, piensa que fue una irresponsabilidad por parte suya, pero nunca actuó de mala fe, sino con el entusiasmo de que las creaciones de su hermano fueran más reconocidas. Todavía recuerda la frase que Salvador le dijo a los pocos días: “Tú no saps el que m´has portat baix el braç”. Perfectamente sabía lo que podía sacar de aquel pasodoble, el éxito que podría llegar a tener. Tomás no comprende como Salvador Salvá fue capaz de ello. “Actualmente hay chavales que vienen a pedirme opinión de sus trabajos y composiciones, pero yo nunca sería capaz de apropiarme de algo que no es mío. El arte es arte y no tiene precio. En la vida no todo depende del dinero. Una obra no puede tener más de un autor, no se puede crear compartida. ¿Cómo? ¿aportando cada uno una parte?. No sería compacta. Dos mentes no pueden juntarse para una sola inspiración”. Realmente el estreno oficial de “El Tío Ramón” fue en las fiestas de Alcoy. Con el tiempo también se adueñaron de otras composiciones que también llegaron a ser muy populares como por ejemplo “Quelo”. A pesar de ello, uno de los pequeños alivios que tiene Tomás y quizás lo que le hace mantener la cordura es que en el registro de la “Propiedad Intelectual”, el pasodoble sí se encuentra a su nombre, él mismo lo registro, pues aún siendo socio de la S.G.A.E., piensa que este tipo de sociedades solo es mera recaudación y que lo que realmente importa es la intelectualidad. Alentado por sus hijas, han querido que esto se haga público. Consideran que no es justo que nadie se adueñe del talento de su padre. A pesar de la edad que tienen Luis y Tomás, 82 y 79 años respectivamente, la creatividad sigo estando latente y es un suceso que no ha de quedar relegado en el olvido. Radio Banda ha aceptado gustosamente su información, sabemos que no es el único caso y que desgraciadamente son habituales estas incongruencias, por ello queremos que la sociedad sea partícipe de algo que la mayoría conoce y que se suele ignorar. La familia Olcina se mostró muy agradecida y a la vez tranquilizada. En Radio Banda somos recíprocos de ello, al igual esperamos que lo sean uds, pero no sin antes acabar, porque falta algo por saber y completar la historia: ¿quién fue verdaderamente el “Tío Ramón”?. El personaje en el que se inspiró Tomás fue simplemente una persona de lo más humilde, sin beneficio, sin familia, un pobre trabajador, peón caminero que enlazaba los caminos de aquellos pequeños pueblos. Una persona a la que dieron asilo, comida, un lugar donde dormir y se quedó a vivir en aquella comarca por la bondad que le ofrecieron los habitantes. Un hombre muy querido que estableció amistad con la familia Olcina, amigo de uno de sus tíos, de ahí que lo adoptaran como casi hermano. Un hombre sin recursos, quizás el que ha dado fuerza al resurgimiento de la injusticia que sufrió una familia que le ofreció lo mejor que sabía hacer uno de sus hijos: una melodía con su nombre, lo más bonito que puede salir del interior de una persona, el arte de la creación a través de la música que nunca hubo de ser robada. Manoli Aracil