La procesión de la corporación del Domingo de Pascua estuvo a punto de acabar sin una triste nota musical porque los músicos, que acudieron para participar en la comitiva que partió de la consistorial, dijeron que no tocarían si no había nadie que les diera el arranque.
El desfile por la Praza Maior arrancó en completo silencio, como si fuera un acto fúnebre. Los músicos estaban, pero llevaban los instrumentos de adorno. Llegó el momento de entrar en la catedral y, nada, que no tocaban. Allí estaba la alcaldesa, pero no era plan que ella se pusiese a dirigir a la banda, aunque de haberlo hecho su actuación hubiera dado la vuelta a España. Tampoco era plan que Antonio Ameijide, el portavoz del PP, se pusiese manos a la obra después de haber presentado no hacía mucho una moción en la que advertía que evitar riesgos laborales en el Ayuntamiento no pasaba por dar cascos a algunos trabajadores sino por afrontar los casos de bajas y depresiones en la banda con organización y «xeitiño».
Como todos se hacían el «avión» fue José Manuel Santiso, el curtido jefe de protocolo, policía local y jefe de prensa de dicho cuerpo, quien tomó la iniciativa. Dio la orden de que los músicos tocaran el himno de España y que pararan. Después, hizo lo mismo cuando la comitiva regresó al consistorio para que los banda tocase una pieza de regreso.
Ayer, el funcionario dijo que él no hizo de director porque no está capacitado para ello y que simplemente mandó arrancar y parar y punto. Si no fuera así, la ceremonia no tendría música.
Si el equipo de gobierno no soluciona los problemas en la banda, cualquier día Santiso tendrá que acabar tocando la trompeta.