Bilbao dice «no a las violencias» con la cantata de Luis de Pablo

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Bilbao dice «no a las violencias» con la cantata de Luis de Pablo
BORJA AGUDO

La obra inspirada en la caída de la ciudad, con la BOS y el violochelo de Asier Polo, se estrena el día 26 en el Arriaga

José Rafael Pascual-Vilaplana aprovechó este viernes un corto recorrido en tranvía para «preguntar muchas cosas» a Luis de Pablo, autor de la cantata ‘La caída de Bilbao’ en la que él lleva la batuta al frente de la BOS. «Empecé a conocerle porque lo estudié en los libros y ahora puedo adentrarme en su partitura», contaba el maestro valenciano, director titular de la banda municipal. La obra que se estrena el día 26 en el Arriaga, en una única sesión, es para él «como un volcán». Hay en ella «dolor, rabia y esperanza. Resume de manera poética lo que de bueno podemos sacar de la historia que nos ha tocado vivir». 

De una hora de duración, empieza y termina con solos de violonchelo que interpreta Asier Polo. El primero recuerda al lamento del soldado que va a entrar en combate y el último es «una nana en euskera de ternura muy dramática». Entre esos dos momentos se vive «la eclosión del dolor y la tragedia» con cerca de 200 músicos en escena. Además de Polo y la BOS, participan la Coral de Bilbao y cuatro solistas: la soprano Miren Urbieta, Marifé Nogales (alto), el tenor Mikeldi Atxalandabaso y el barítono Fernando Latorre. Entre todos lanzan «un no enérgico a todas y cada una de las violencias», expresó el alcalde, Juan Mari Aburto. 

«Honor y dolor»

El Ayuntamiento ha ejercido de «mecenas» y encargó esta obra a Luis de Pablo en 2017, para conmemorar el 80 aniversario de la caída de la villa frente a las tropas franquistas. El objetivo es doble. «Queremos que permanezca en el recuerdo este suceso tan trágico como una oda a la esperanza y un no a todas las guerras», dijo el alcalde. «Y también es nuestra manera de reconocer la grandeza de este artista bilbaíno, el compositor más destacado de la vanguardia musical», con más de 200 obras escritas. 

Para el autor, que perdió a su padre y a su hermano en la Guerra Civil, este encargo ha supuesto «honor y dolor». Crear una partitura a partir de «cosas que recuerdo perfectamente. En Fuenterrabia y otros lugares no me daba demasiada cuenta de lo que pasaba, pero lo veía en mi familia», contó. Su música transmite «el recuerdo de aquellas horas verdaderamente dolorosas para todos. No me importaría ver alguna lagrimita entre el público», ha dicho esta mañana antes de asistir al ensayo. «Y que la gente pueda decir: ahora es distinto. Eso yo lo pondría en letras de oro. Si a los casi 90 años puedo hacer una cosa así… es alegre morirse habiendo cumplido una emoción y una obra que, modestamente, sirve a los demás».

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