El pianista alemán Stefan Mickisch lleva meses defendiendo la inexistencia del coronavirus. En su opinión, las medidas impuestas por el gobierno alemán para frenar la expansión del virus tienen como finalidad la vigilancia de la sociedad actual mediante chips implantados en el cuerpo a través de las vacunas. El pianista ha llegado a llamar «Coronafascismo» la política llevada a cabo por Alemania, comparándose con el miembro de la resistencia contra los nazis Hans Scholl.
“Nada resulta más indigno en un pueblo que dejarse gobernar sin resistencia frente a los oscuros instintos de una camarilla inexplicable”, escribió Mickisch en sus redes, parafraseando Scholl.
Esta es la razón de la Villa Wahnfried de Bayreuth haya decidido vetar a Mickisch y prohibirle el acceso a los archivos del famoso festival. Sven Friedrich, director del Museo Richard Wagner, ha argumentado que “hay que oponerse de manera resuelta” a los denominados ‘pensadores laterales’.
Mi agradecimiento a Mikisch por haberse atrevido a decir lo que pensaba, por haberse salido de la obediencia ciega a la que la tiranía de esta narrativa coronavírica nos ha llevado.
Ole por ti, Stephan, no pudiste con la persecución que se organizó contra ti, muy propia de fascistas, tal cual lo estabas precisamente denunciando.
Patética respuesta la que da el director del Museo Richard Wagner: si alguien dudaba de las afirmaciones de Mikisch, la respuesta totalitaria de Friedrich le da toda la razón. El fascismo sigue ahí, por si alguien sigue sin querer darse cuenta.