Esta semana han cobrado protagonismo las condiciones laborales cuanto menos injustas en las que trabajan los músicos que integran la Banda Municipal de Música de Badajoz. Aunque su vida es la música, hasta ahora habían optado por guardar silencio. De los 34 integrantes, uno es el director y jefe de servicio, otros cuatro son funcionarios y tienen sus plazas desde que se convocaron por última vez en 1987 y el resto, o sea, 29 son interinos y la jornada por la que cobran no llega ni al 50%, lo que se traduce en que su salario mensual sea de 682 euros. Esa es la cantidad que perciben por estar a disposición del ayuntamiento, lo que los obliga a buscar otros trabajos para alcanzar al menos un sueldo digno que les permita llegar a fin de mes sin alharacas. Ocho de ellos son profesores en las Escuelas Municipales de Música de Badajoz.
Además de la programación en cada estación del año, la banda está presente en muchas citas de esta ciudad: desde la Noche en Blanco, al Concurso de Pintura al Aire Libre, el programa de verano en el Auditorio Ricardo Carapeto, el Día de la Constitución, la Feria del Libro, las procesiones de Semana Santa y un largo etcétera, que incluye conciertos didácticos para escolares y los dedicados a los mayores, que siempre se llenan. Tanto que hubo que habilitar un sistema de reparto de invitaciones para evitar las largas colas previas. Los conciertos de la banda se han convertido en imprescindibles en el devenir cultural de esta ciudad y sus seguidores se cuentan por cientos. Ninguno podría entender que estos profesionales y artistas, a los que les cuesta muchas horas diarias mantener su nivel técnico, perciban unos emolumentos tan bajos a cambio de todo lo que ofrecen.
Estos músicos interinos no andan contando las horas que dedican a desarrollar y ofrecer su arte. Porque si quisieron podrían retirarse en el momento que cumpliesen el 45,33% de la jornada laboral, que es la que corresponde a su salario. Además, entre ellos se producen diferencias impropias. Los 29 laborales interinos cobran la mitad que sus compañeros funcionarios, pero no se levantan a la mitad del concierto para que sigan los cinco funcionarios, incluido el director que, por otra parte, son los únicos del ayuntamiento que no perciben ningún complemento.
Esta situación se mantiene desde 1999, cuando se volvió a poner en funcionamiento la banda tras años de incertidumbre. Los funcionarios que quedan en plantilla pertenecían a la antigua agrupación. Hasta el 2007 su actividad artística oscilaba entre diez y quince conciertos al año y un ensayo semanal. Entonces se calculó que su jornada se correspondía al porcentaje que cobraban. Pero con la llegada del actual director, Vicente Soler, su actividad se ha ido incrementando. En el 2008 la banda empezó a dar 30 conciertos anuales y pasó a dos ensayos a la semana, siempre con la misma jornada laboral. Desde el 2013 asisten a 3 ensayos semanales, además de los que requiera el director. En la actualidad, ofrecen unos 60 conciertos al año. A más conciertos, más ensayos y los interinos siguen con la misma jornada. Los músicos defienden que las horas que dedican a su trabajo supera la jornada completa. Por primera vez han elevado el tono y han salido en una rueda de prensa. Lo han hecho con el grupo municipal de Cs, que tiene la llave de la mayoría para que sus reivindicaciones se incluyan en los próximos presupuestos municipales. El equipo de gobierno nunca ha dudado en presumir de su banda y conoce de sobra la partitura de su situación laboral. Ya debería saber interpretarla.