Hoy dedicamos nuestra sección a Ángel Crespo. Hoy hemos querido entrevistar a una de las personas responsables y creador de toda la programación de Radiobanda.com. Director, docente, autodidacta y de gran diversidad. Con tan solo 16 años se emergió en el mundo de la dirección y desde entonces ha dirigido bandas por toda la Comunidad Valenciana como la de Vallada, Alzira, Onteniente, Almoradí. Igualmente ha sido director invitado en muchas otras, además de pasar bajo su batuta grupos y artistas internacionales. Actualmente es uno de los directores más premiados dentro del mundo de las Bandas de Música. Batuta de oro en el Certamen Internacional Villa de Altea en 2010.
Nunca recibí clases de mi padre a pesar de que era músico
“Mi afición por la música empieza de pequeño. En mi casa teníamos discos de música «clásica» que escuchaba mi padre. Era profesional, tocaba en la banda «El Empastre» y solía comprar Lp’s en el extranjero. Cuando él estaba en casa solía acompañarlo a los ensayos de la banda de Picassent, la Societat Artístico-Musical. A los 8 años me matriculó mi madre en la Escuela de Educandos y a los 10 entré a formar parte de la banda con el clarinete. Por cierto, ese año, 1975, entraron las primeras chicas en mi banda. El maestro Vicente Palau era el director de la banda y mi profesor de clarinete. Curiosamente mi padre nunca me dio clases, aunque si que recibía a otros alumnos en casa. A los 12 años empecé a desplazarme a València en tren (actualmente el «Metro») al Conservatorio en la plaza de San Esteban. Y allí tuve la suerte de trabajar con grandes profesores como Fco. Llácer Pla, Juan Miguel Carbonell y Eduardo Montesinos, todos en solfeo. Y como alumno aventajado a los pocos años me encontraba dando clases de solfeo en la Escuela de Educandos de mi banda.
Cuando vino el nuevo director, José Onofre Díez Monzó pronto me ofreció montar y dirigir la Banda Juvenil. Yo tenía afición a la dirección desde que puedo recordar. La música ya era mi pasión. Y a los 17 años empecé a dirigir la banda de la Sdad. Unión Protectora Musical de Vallada. Aún no tenía carnet de conducir y era una odisea el llegar hasta allí y sobre todo volver al día siguiente del ensayo. 26 años estuve allí. Así empezó mi carrera en este oficio”.
Las Sociedades Musicales necesitan mucho más apoyo institucional
“Lo primero es una sensación de alivio y alegría al ver que todas las bandas han superado ya el problema que nos causó la pandemia. Algunas lo han pasado francamente mal al estar mucho tiempo sin ensayar y perder un número elevado de componentes, sobre todo por miedo. No fue mi caso ya que con mi actual banda, la Unión Musical de Yátova, nos pusimos a ensayar con todas las medidas de seguridad en mayo de 2020, es decir al tercer mes de pandemia. Incluso teniendo algún pequeño «problemilla» con nuestra Federación, ya que quería apuntarse ella el tanto de decir a las bandas valencianas cuando podían empezar a ensayar. Así que durante estos dos años hemos montado varios conciertos (incluyendo uno de los pocos homenajes que ha recibido Santiago Lope en su 150 aniversario, interpretando pasodobles y alguna otra pieza prácticamente olvidadas en el repertorio bandístico). Lamentablemente, durante este 2022 no he podido dirigir por problemas importantes de salud, pero ahora, casi recuperado del todo, tengo muchísimas ganas de volver al trabajo ya que tengo la cabeza llena de nuevos proyectos, algunos muy interesantes que iremos desvelando a su debido tiempo. Hay que seguir estudiando, en continua formación. Hay tanto que escuchar, tanto que aprender…
Por supuesto, nuestras sociedades musicales necesitan mucho más apoyo institucional, sobre todo económico. Y más teniendo la responsabilidad enorme de la educación y formación de millares de niños que formarán las canteras que nutren nuestras agrupaciones musicales. Que me expliquen los políticos de qué nos sirve haber sido declaradas nuestras bandas como «Bien de Interés Cultural»…
El amor a la música se cultiva escuchando
“A los jóvenes que están empezando a formarse en el mundo musical les preguntaría: ¿Os gusta la Música?. ¿Acaso alguien se apuntaría al fútbol si no le gustara? ¿O a cualquier otra afición? Seguro que no. Para mi, el «fenómeno musical valenciano» es éste. Y mucho más grave: directivos que nunca han escuchado música culta.
Está claro que nadie nace amando la música, pero ese amor que debemos tener los músicos hay que cultivarlo desde muy temprana edad escuchando música de los grandes maestros, es decir, de la buena. También asistiendo a conciertos en directo. Actualmente no hay excusas para acceder a este arte; está al alcance prácticamente de todos gracias a la tecnología y a Internet. Todos los días hay que escuchar música. Y estar abiertos a nuevas músicas, a muchos y diferentes estilos e intérpretes, de todos hay que aprender aunque sea lo que no nos gusta de su interpretación. Pero hay que ser humildes ante la Música y ante los buenos músicos. No olvidemos que están ahí, son famosos por algo, nunca de forma gratuita.”
La música ha de ser participativa, no competitiva.
“Nuestros músicos amateurs también necesitan de esa pasión, de ese amor por la Música. Y los directores «rurales», como nos llama un buen amigo, debemos, intentar, al menos, facilitar esta cuestión con imaginación y vendiendo nuestro producto de forma que sea atractivo. También para el público que nos sigue. Mucha música, pero eso si: que sea buena. Hoy, muchos directores, sobre todo noveles, nos quieren meter música de poca calidad, que suena siempre igual, contando todos historias más que repetidas. El tiempo es el filtro que pone cada cosa en su sitio. Pero los directores tenemos que estudiar siempre, sin parar, para buscar el repertorio más adecuado a nuestras agrupaciones y que cultive el buen gusto estético. De todos los estilos, incluso pop y rock, pero de calidad contrastada. En una banda hay que cultivar y compartir amistad, solidaridad, saber escuchar, viajes, sentimiento de pertenencia al grupo, a tu banda, a tu sociedad e incluso a tu pueblo. Pero también tenemos que compartir cultura, tener objetivos artísticos para mejorar en las interpretaciones, para crecer como músicos y como personas, que es lo que formamos en nuestras bandas. Lamentablemente a veces este trabajo bien planificado pasa por participar en algún concurso o certamen de bandas. Y digo bien: participar, que no competir. El mejor premio siempre es el trabajo bien hecho, el sacrificio y la ilusión invertida. Por supuesto si el jurado lo valora muy bien pues mejor. Pero primero siempre la Música. Y no nos olvidemos de los clásicos. También los de la Música original para banda…”
Manoli Aracil