Se dice de él que su comportamiento no fue adecuado hacia su hijo, ya que estaba obsesionado en convertirlo en un erudito, incluso falsificó su edad para adelantarlo. Alteró su fecha de nacimiento en dos años para que se pensase que era mucho más prodigio de lo que era.
Johann era tenor de la corte e introdujo a su hijo en el mundo de la música desde muy joven. No tenía escrúpulos para ello, estaba obsesionado con la capacidad del niño. Quería que siguiera los pasos de Mozart demostrando sus habilidades desde pequeño.
Las investigaciones de los musicólogos derivan en que el carácter tormentoso de Beethoven se vió influido por la complicada infancia tuvo, pues su padre tenía problemas con el alcohol y esto no le beneficiaba en nada. Sin embargo, los manuscritos más directos que se conservan no lo reflejan tan severo, escritos por Fisher, inquilino de la familia que guardaba muchos recuerdos de ellos.
Según este documento hay pocas palabras desagradables hacia él, simplemente que actuaba como un padre que insistía en su enseñanza. Algunas de las frases reflejan este comportamiento como que al no aprender mucho en la escuela actuaba con severidad y por ello le ponía ante el teclado desde bien pequeño. O que le reñía cuando no tocaba adecuadamente diciéndole que no «aporreara» las teclas. Acciones como estas no pueden demostrar que fuera maltratado. Ludwing lloraba muchas veces ante el piano como cualquier niño pudiera hacer, pero no por el maltrato, sino por la insistencia de un padre. Nunca mostró rencor hacia su padre, más bien todo lo contrario.
Como cualquier padre, Johann presumía mucho de su hijo porque aprendía muy rápido musicalmente, además de tener unas magníficas dotes de composición, la gente le admiraba por ello.
Sí es cierto que su final fue trágico ya que al morir su mujer perdió el control de su vida, se sumió totalmente en el alcohol y deterioro su voz de tenor. Hasta ese momento siempre llevó una vida dentro de lo normalidad.
